¿En qué momento decidimos independizarnos? En lo personal considero que hay tantas respuestas como personas, siendo uno de esos eventos naturales de la vida que damos por sentado que tarde o temprano se darán. Sin embargo, hay muchos que nunca dejan la casa de sus padres, otros han dejado la casa de sus padres más no han logrado independizarse, hay muchísimos más que han hecho su vida lejos de papá y mamá, y muchos otros más hay que han recibido a sus padres bajo su techo llegando a sacrificar parte de su independencia. Si bien considero que el quedarse en la casa paterna o formar el propio hogar es una decisión personal la cual no tiene por qué ser juzgada, hay algunos factores respecto a la independencia y sobre el camino a seguir para alcanzarla que quisiera poner hoy sobre la mesa.
Empecemos por el propio término «independencia«. Muchos adolescentes y jóvenes añoran dejar su casa… para poder hacer las cosas que quieren hacer sin tener que enfrentarse a las costumbres, reglas o principios de sus padres, principalmente si éstas son muy rígidas. Pero, ¿podrían mantenerse por sí solos? Ante un descalabro de esos que suele dar la vida, ¿podrían salir adelante sin ayuda? Debido a esto considero que son tres las facetas que tiene la independencia de un individuo:
1. Independencia Moral
La independencia moral la alcanzamos en el momento en que forjamos nuestro propio código de conducta cimentado en principios y valores firmes. En muchas ocasiones estos principios y valores nos son inculcados por nuestros padres, en otras más los tomamos de la religión, de la comunidad, de nuestros amigos, de la escuela o de algún mentor, pero en todos los casos necesitan pasar por el crisol de nuestra propia experiencia y el contacto con nuestro entorno para sólo entonces poder considerarlos como nuestros.
¿Cómo sabes que alcanzaste la independencia moral? Porque las cosas las realizas (o las rechazas) por convicción, y no sólo por demostrar algo, por liberarte de la autoridad o por escapar de tu realidad… o aún de ti mismo.
¿Qué camino te lleva a esta faceta de la independencia? La tolerancia, la comprensión, el diálogo… y no sólo con los demás sino contigo mismo. Entre más sólidos sean tus valores, entre mejor cimentados estén tus principios, entre mejor te conozcas y te aceptes buscando comprender y aceptar a los que te rodean, más fácil te será independizarte.
2. Independencia de Carácter
Muchos conocemos el caso alguna persona que, habiendo dejado la casa de sus padres, acude a ellos constantemente para que le solucionen problemas normales de la vida como es cocinar, lavar la ropa, o la atención de enfermedades menores. En ocasiones observamos cómo regresan a casa de sus padres en cuanto se ven envueltos en problemas serios como la pérdida del empleo o algún pleito profundo con su pareja. Más allá de afirmar si esto es bueno o malo, o de discutir sobre los múltiples motivos que podrían justificar éste proceder, me limitaré a señalar que el enfrentar tus problemas y solucionarlos, el levantarte cada vez que caes, el alzar con dignidad tu rostro cuando la vida – y tus decisiones – te vencen y humillan, es lo que fortalece tu carácter.
¿Cómo sabes que alcanzaste la independencia de carácter? Porque enfrentas con valentía, determinación y optimismo los retos que pone la vida delante de ti, resolviendo por tus propios medios tus problemas, desde los más sencillos hasta los más complejos. Y no te confundas creyendo que menosprecio el apoyo de la familia. ¡Al contrario! La familia es un baluarte invaluable… sólo que no es lo mismo defender con valentía sus murallas que ocultarte tras de ellas para esconderte del peligro.
¿Qué camino te lleva a esta faceta de la independencia? La determinación y la constancia. Cada vez que tengas que enfrentar un reto o solucionar un problema esfuérzate por resolverlo sin ayuda, y si esto no es posible, acepta con humildad y agradecimiento la ayuda recibida. Pero eso sí, en todos los casos esfuérzate en ser parte activa de la solución.
3. Independencia Financiera
¿Puede llamarse independiente a una persona que si bien ya no vive con sus padres, éstos pagan todos sus gastos? El primer requisito tangible para considerar a cualquier ente como independiente – desde una persona hasta un país – es que sea autosuficiente, es decir, que genere los recursos suficientes para poder cubrir sus necesidades y desarrollarse.
¿Cómo sabes que alcanzaste la independencia financiera? Porque eres autosuficiente, es decir, porque generas los recursos necesarios para cubrir tus necesidades básicas (sustento, vivienda, vestido, salud, esparcimiento) sin recurrir a tus padres… ni a la tarjeta de crédito. Y es que la tarjeta de crédito es un peligro que amenaza de forma especialmente agresiva a quienes empiezan su vida independiente por la facilidad de poder adquirir lo que necesitas – o deseas – en el momento, comprometiendo tu flujo de efectivo futuro coartando con ello tu independencia financiera.
¿Qué camino te lleva a esta faceta de la independencia? Son varios los puntos que te recomiendo considerar:
- Esfuérzate por generar una fuente de ingresos. Mientras no la tengas, no podrás ser autosuficiente.;
- Desarrolla la habilidad de ahorrar y no únicamente el hábito de ahorrar. Es particularmente valioso comprender la diferencia entre una provisión, una reserva y un fondo de ahorro;
- Aprende a llevar un presupuesto, y con él desarrolla la habilidad de planear financieramente. No olvides considerar
- el pago de la renta de donde pretendas vivir (NOTA: se acostumbra dar por adelantado 3 meses: Uno de depósito, otro para el pago del Abogado ante quien se firma el contrato de arrendamiento y el último para el mes en curso),
- el pago de los servicios (luz, agua, teléfono, gas),
- insumos de limpieza (detergentes, estropajos, escoba, trapeador),
- tus alimentos y otros insumos (platos, vasos, servilletas, papel de baño, shampoo, jabón, desodorante),
- gastos de transportación – y en su caso seguro de tu vehículo -,
- ropa que necesites comprar,
- muebles que vayas a necesitar y no tenga el departamento, estudio o casa que pretendas rentar, etc;
- Conoce, da seguimiento y controla tu flujo de efectivo, el cual es uno de los principales indicadores financieros que existen para llevar el pulso de tu salud financiera;
- Aprende a manejar a tu favor las tarjetas de crédito. Son una excelente herramienta de financiamiento siempre que aprendas a manejarlas… y a controlarte;
- Incrementa tus conocimientos y habilidades financieras leyendo libros y artículos relacionados, como son los publicados aquí en Practifinanzas 😉
El único responsable de alcanzar la independencia es la propia persona… aunque es claro que parte de los objetivos de los padres debiera ser formar y educar a sus hijos para que lleguen a ser ciudadanos responsables, honestos y autosuficientes, preparándolos para salir victoriosos en esta diaria lucha que es la vida.
¡Éxito!
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¡Muy bueno este artículo, Mauricio!
Yo creo que todos nos hemos lanzado a la calle dejando incompletas una o más de las facetas que tu mencionas en tu artículo: o es el carácter, o es el dinero, o una mezcla de todo. Pero es siempre bueno que nos llamen a capítulo y nos den luces como estas, parámetros por los cuales podamos guiar a nuestros hijos para asegurarnos que puedan estar más listos que nosotros, a la hora de dejar el nido.
Compartiendo con gusto 😀
Joel, disculpa que hasta hoy conteste, pero andaba de viaje de estudio 😉
Me alegra que el artículo te haya parecido valioso y agradezco el que lo hayas compartido.
Un fuerte abrazo hasta el otro lado del Atlántico 🙂