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La incongruencia internacional ante China potencia mundial

Mauricio Priego 01/Nov/2021 2
La incongruencia internacional ante China potencia mundial

Al afirmar que es China potencia mundial, en realidad estamos minimizando su peso en la economía global. Occidente es incongruente – cuando no ciego – a la dependencia que tenemos del gigante asiático. Y esa incongruencia, si no se toman medidas oportunas, nos puede salir muy cara a todos.




¿Cuál es el peso real de China en el mundo?

Principal vendedora de productos manufacturados

No importa si estás en Venecia, Cancún, Hawái o Sídney. Lo más probable es que la mayoría de los recuerdos disponibles para los turistas hayan sido fabricados en China.

Los chips, es decir, el cerebro electrónico de los celulares iPhone, los automóviles Mercedes Benz, los aviones Airbus, así como de la gran mayoría de artículos electrónicos, se fabrican en china.

¿Y qué decir de la ropa y textiles en general, juguetes, alimentos procesados, colores y bisutería? Muchos de ellos también tienen la etiqueta «Hecho en China».

Lo sepamos o no, nos guste o no, una gran parte de los productos que se consumen alrededor del mundo son fabricados por el gigante asiático.

Principal consumidora de materias primas

Si lo analizamos, es lógico: Si China es quien más fabrica productos, también es quien más consume materia prima.

Una gran parte de la producción de las minas de América Latina y Asia surten al país del dragón. Por ello el precio del oro, plata, cobre, platino, silicio, litio, aluminio, hierro y titanio, entre muchos otros metales y tierras raras, varía según la demanda de China.

De igual forma ocurre con los alimentos básicos como son la papa, maíz, chile, frijol o la yuca por sólo decir algunos.

Con lo anterior, es sencillo comprender cómo China es el impulsor de la economía de muchos países emergentes y en vías de desarrollo.

Principal prestamista del mundo

Y no es que China esté dando dinero prestado. Cierto que hay países como Venezuela, Cuba y algunos del sureste asiático que acuden a China cuando necesitan dinero. Pero China también ha dedicado muchos recursos para comprar deuda soberana, incluso de los países más desarrollados.

Sólo para ejemplificar, China es el mayor poseedor de bonos del tesoro de Estados Unidos.

Inversionista estratégico a escala global

China ha invertido, alrededor del mundo, en campos eólicos y plantas termoeléctricas. Ha construido aeropuertos, puertos marítimos y estaciones de tren. También ha participado en desarrollos urbanos y rurales.

De hecho, China ha buscado hacerse de concesiones portuarias alrededor del mundo. Por poner algunos ejemplos, estamos hablamos de los puertos Pireo en Grecia, Haifa en Israel, y, si todo sale de acuerdo con sus planes, Hamburgo en Alemania. Actualmente el gigante asiático controla cerca de 100 puertos en más de 60 países.

En la vanguardia de ciencia y tecnología

China es uno de los 3 países que han enviado, en misiones propias, astronautas al espacio junto con EE. UU. y Rusia. Ha enviado sondas a la luna, marte y a los confines del sistema solar, y se prepara para tener su propia estación espacial en 2022, así como misiones tripuladas a la luna para 2024.

Por otro lado, es el segundo país en realizar pruebas de vuelo hipersónico (con velocidades superiores a Mach 5, es decir, 5 veces la velocidad del sonido), y el único que cuenta, actualmente, con esta tecnología en fase experimental.

Y, sumado a lo anterior demostrando ser China potencia mundial en tecnología, fue en ese país donde se desarrolló la tecnología 5G para celulares, además de estar a la vanguardia en informática, electrónica, telecomunicaciones y biotecnología por sólo mencionar algunas áreas.

China, potencia mundial militar

Con 200 millones de soldados (casi la población total de EE. UU.), aviones, portaaviones y destructores desarrollados de tecnología propia, así como su propio programa de misiles, incluyendo intercontinentales con capacidad nuclear, China disputa la supremacía militar a la Estados Unidos.

El impacto de China en la economía global

Como podemos ver, si China frenara sus fábricas, la economía del mundo colapsaría. Caerían los precios de materias primas por falta de demanda, y, con ellos, los ingresos de muchos países alrededor del orbe, además de frenarse también gran parte del comercio mundial.

Y no estoy futurizando: En este momento el mundo ya lo está viviendo.

Si bien no es porque los chinos hayan frenado su producción, la contingencia provocada por el COVID – en la cual el mundo se quedó en casa por tantos meses – provocó una demanda de productos tal, que superaron la capacidad de producción y distribución de China.

He aquí algunos ejemplos:

  • La escasez global de chips y semiconductores está afectando al sector automotriz, hasta el punto de que algunas fábricas tuvieron que parar o reducir turnos de trabajo alrededor del orbe;
  • Existe una crisis de contenedores, con barcos haciendo fila frente a las costas de EE. UU. para poder descargar sus mercancías
  • Lo anterior ha provocado que se incremente el costo promedio de traslado de los contenedores, que antes de la pandemia era de 2,500 dólares americanos por contenedor, y actualmente es de 15,000 dólares ¡Un incremento del 500%!
  • El mundo observa una inflación generalizada, donde EE. UU. está rebasando el 5% (La más elevada desde 2008), la eurozona el 4.1%, México el 6% y Argentina el 52.5% por poner algunos ejemplos. Por cierto, la inflación en China es del 0.7%.

Como podemos ver, la pandemia ha demostrado que la economía del mundo está en hombros de un gigante… de pies de barro.

¿Cuál es la incongruencia ante China potencia mundial?

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La incongruencia es precisamente esa: el mundo ha permitido que la economía global dependa, en gran medida, de lo que ocurra en un único país. País que, por cierto, tiene un sistema político, social y económico que va en dirección opuesta a los principios de igualdad, libertad y justicia en los que – cuando menos en teoría – se fundamenta el derecho internacional.

  • China es un país comunista donde no existe la libertad de mercado;
  • Es una oligarquía en la que los ciudadanos no elijen a sus gobernantes, sino la cúpula del Partido Comunista Chino;
  • No existen derechos individuales, derechos civiles, ni libertad de expresión;
  • Tampoco se reconocen los derechos humanos como fundamentales;
  • Existe un movimiento nacionalista interno muy fuerte, abiertamente en contra de occidente y lo que representa, reflejado claramente en los Ziganwu (Blogueros patriotas chinos)

En pocas palabras, la economía mundial se encuentra durmiendo con el enemigo.

Referencias

2 Comentarios »

  1. Bernardo 01/Nov/2021 en 10:39 am - Responder

    Hola Mauricio. Un excelente post como siempre. Y este genera en mi la pregunta: Ahora que has compartido esta informacion, como nos volvemos congruentes?

    • Mauricio Priego 03/Nov/2021 en 1:02 pm - Responder

      Hola Bernardo,
      Gracias por el valor que otorgas a la información que comparto.

      El tema es complejo y por ello decidí compartirlo: Para intercambiar ideas. La solución no pasa necesariamente por «No comprar productos chinos» ya que, como menciono en el artículo, hacerlo frenaría la producción de China y, con ello, la compra de materia prima, lo cual impactaría de forma negativa a países en vías de desarrollo o emergentes, algunos de los cuales sí son democracias, sí tienen derechos humanos, libertad de expresión, etc.

      La congruencia pasa por el diálogo entre los mandatarios, entre los ejecutivos de las grandes empresas, los gobiernos que reciben inversiones chinas en su territorio, y los importadores de productos chinos. No podemos perder de vista que Xi Ping – El actual primer ministro chino – tiene una mentalidad «abierta» al libre mercado (con sus controles y supervisión estatal, desde luego), pero un siguiente primer ministro, elegido por el partido comunista, podría no ser tan «abierto», cerrar sus fronteras, nacionalizar la iniciativa privada, y aplicar mano de hierro en Taiwán y Hong Kong.

      De suceder, entonces podríamos caer en un escenario donde literalmente extorsionen al mundo a cambio de entregar chips, tecnología y productos en general.

      Se necesita romper el paradigma de la «mano de obra barata» para reducir con ella costos, y aprovechar a profesionistas especializados de otros países, para así no depender de un único proveedor a gran escala.

      ¿Tú que opinas?

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