«Con el dinero que tengo ahorrado, ¿me recomiendas saldar mis deudas?» Si bien esta pregunta es frecuente durante las sesiones de asesoría financiera que brindo, la incertidumbre generada por el CoVid-19 ha generado fuertes controversias en el tema. Más allá del Coronavirus, hay elementos a considerar – y que hoy les comparto – que brindan claridad y certeza para tomar la mejor decisión.
Consideraciones iniciales
La respuesta rápida a esta pregunta es sí, saldar las deudas. ¿Por qué?
Porque que, lo más común, es que los intereses que otorga una cuenta de ahorros sean muy inferiores a los que cobra una tarjeta de crédito o un préstamo personal. Y debido a esto, las deudas crecen más rápido que el dinero ahorrado.
Pero, como ya dije, ésta es la respuesta rápida. Y en muchas ocasiones, no es la mejor opción.
Para tomar la mejor decisión, es necesario considerar estos cinco elementos:
1. La Naturaleza de tus Ahorros
¿Para qué estás ahorrando? Si ese ahorro tiene un objetivo de corto plazo (por ejemplo, pagar las inscripciones de tus hijos), lo que terminarías haciendo es tapar un hoyo abriendo otro. Cierto, ya no tendrías la deuda… Pero al llegar las inscripciones, al no tener el dinero, tendrías que volver a endeudarte.
Por tanto, lo que hay que identificar respecto a tus ahorros es:
- El destino de tu ahorro, ¿es algo que necesitas, o podrías prescindir de ello? Por ejemplo, cambiar a un celular de última generación, muy posiblemente no sea algo crítico.
- ¿Es posible aplazar o cambiar tu objetivo? Es decir, si el destino de tus ahorros son vacaciones en el extranjero, es factible posponerlas o cambiarlas por un destino nacional (o incluso regional).
- ¿Tienes alguna penalización por retirar tu dinero? Si tu ahorro está a un plazo comprometido y pretendes retirarlo antes, podrías perder una cantidad importante de dinero.
2. La Naturaleza de tus deudas
El problema central de cualquier financiamiento, es que comprometemos un dinero que aún no tenemos. Y como nadie puede predecir el futuro, las consecuencias de no poder pagar es lo que hay que evaluar.
- ¿La deuda es con una institución regulada por la autoridad correspondiente, o es con un agiotista? En este último caso podría, incluso, estar en riesgo tu integridad física y la de tus seres queridos.
- ¿Incluye alguna cobertura contra riesgos? En caso de créditos hipotecarios, por ejemplo, es común que incluyan un seguro de desempleo.
- ¿Tienes la capacidad de continuar realizando los abonos a tu(s) deuda(s) en los plazos comprometidos?
3. La Estabilidad de tus Ingresos
Como decíamos en el punto anterior, el problema del financiamiento es que no sabemos qué va a pasar el día de mañana. Y contingencias como la que estamos viviendo, no hacen sino volver más densa la niebla de la incertidumbre.
- ¿Eres autoempleado o freelancer, de manera que tus ingresos dependen directamente de tu trabajo constante?
- Si eres empleado, ¿la empresa para la que trabajas está alcanzando sus objetivos? ¿Tú estás a gusto en ella? ¿Tus jefes y compañeros de trabajo están a gusto contigo? ¿Cumples tus responsabilidades en el tiempo y con la calidad esperados?
- Si tienes tu propio negocio, ¿los ingresos se mantienen por encima del punto de equilibrio? ¿Mantienes la fidelidad de tus clientes, haciendo crecer tu cartera con clientes nuevos?
4. Tu Salud Crediticia
Aquí lo importante no es cuántas deudas tienes, ni a cuánto asciende tu deuda. Pero ojo, la afirmación anterior sólo es válida en el tema que estamos tratando.
En términos generales, para tener salud crediticia, el monto total de tus pagos mensuales debe ser menor al 20% de tus ingresos netos.
- ¿Estás al día con tus pagos, o presentas atrasos?
- Si hay atrasos, ¿Es de tan solo de un mes en alguna cuenta particular, o hablamos de un atraso generalizado?
5. Tu disciplina en la planeación y control de tu presupuesto
Este punto, en particular, es un verdadero reto para la cultura consumista en la que vivimos inmersos.
- ¿Llevas un presupuesto por escrito, dándole seguimiento de manera periódica, para verificar que no estés gastando de más?
- ¿Sólo compras, contratas y gastas en aquello que hayas presupuestado inicialmente?
- Antes de usar tu tarjeta de crédito, así sea para comprar a meses sin intereses, ¿primero consultas tu presupuesto para confirmar que tienes la capacidad de pago, y actualizándolo después de hacer la compra?
«Mis ahorros» vs «Saldar mis deudas»
Ahora sí, ya teniendo los ingredientes, podemos enfocarnos en la receta:
Antes de tocar tus ahorros
- Comienza por la disciplina financiera.
Si no manejas un presupuesto apegando tus gastos a él, ninguna estrategia que te proponga va a servir y sólo perderás tu ahorro.
Perdona que sea duro y directo, pero entre más pronto lo comprendas y aceptes, más pronto lograrás hacer la diferencia en tu vida.
- Si careces de salud crediticia, busca reestructurar y consolidar tus deudas. El endeudamiento severo es un pozo sin fondo, en el cual sólo conseguirías disipar tus ahorros.
- Infórmate de los seguros contratados junto con el financiamiento, así como de los programas de apoyo a deudores. Aprovecha aquello a lo que tienes derecho.
- La incertidumbre es uno de los peores enemigos del espíritu humano. Por ello, no la tomes como consejera. Prevé planes de acción, sí, pero nunca actúes de forma precipitada ante el temor generado por la incertidumbre.
¿Cuándo saldar mis deudas con mis ahorros?
- Cuando el destino de tu ahorro sea algo de lo cual puedas prescindir o postergar, y
- Cuando el monto a pagar te permita
- Saldar totalmente una o varias deudas,
- Reducir la deuda de forma importante, acortando plazos o montos de pago,
- Ponerte al día para tener acceso a seguros o programas de apoyo
De otra manera sólo estás desperdiciando tus ahorros.
Sin embargo, hay una excepción a la regla: Cuando la tasa de interés sea desorbitada, o el agiotista sea peligroso. En estos casos sí vale la pena sopesar hacer uso de todos tus ahorros, siempre y cuando con ello logres saldar definitivamente la deuda, y con ello, salir del problema.
Saldar mis deudas en tiempos del coronavirus (Covid-19)
Como mencioné anteriormente, la incertidumbre es el peor enemigo del espíritu humano. Y hoy, en medio del aislamiento voluntario, en que muchos han visto menguados sus ingresos, otros han perdido sus fuentes de trabajo, y muchos otros más no saben si sus negocios o empleos sobrevivirán la cuarentena, la incertidumbre impera. Ha provocado el desplome de los precios del petróleo y de los mercados financieros del mundo.
No hay que dejar que la incertidumbre genere miedo, y mucho menos tomar decisiones basados en el miedo. ¿Qué hay que hacer?
- Aprovecha los beneficios de diferimiento que ofrecen las instituciones financieras
- Reduce tus compras a lo realmente indispensable (ya habrá tiempo de cambiar de celular o comprar una pantalla plana más grande)
- El ahorro prescindible o postergable conviértelo en un fondo de emergencia, por si tus ingresos se ven afectados
- Infórmate de los apoyos gubernamentales de los que puedas ser beneficiario, y aprovéchalos
- Deja como última línea de defensa, y sólo para pagar productos esenciales como alimentos y medicinas, las tarjetas de crédito
La buena noticia es que hay países que están dejando atrás de forma progresiva las medidas de aislamiento, como Japón. El COVID-19 seguirá ahí, pero la humanidad aprenderá a convivir con él.
¡Éxito!
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Referencias
- ¿Está preparado tu bolsillo para contener el impacto del coronavirus COVID-19? – PractiFinanzas
- Las tácticas de ahorro – preparando tu futuro (Provisiones, Reservas y Fondos) – PractiFinanzas
- ¿Pagar un poco de una deuda grande o liquidar una deuda pequeña? – PractiFinanzas
- Cómo Japón ha logrado controlar el covid-19 sin recurrir al aislamiento general obligatorio – BBC Mundo