Estando de visita en la Comarca Lagunera (México) – un saludo a los amigos de Torreón y Gómez Palacio –, me di cuenta que no llevaba ropa para dormir viéndome en la necesidad de comprar una bermuda cómoda en una plaza comercial. Si bien no llevaba el efectivo suficiente, tenía mi tarjeta de crédito a la mano y lo de menos fue usarla… pero no es una tarjeta cualquiera, es una a la que llamo “de protección” ya que es la que me sirve para utilizar en situaciones de riesgo. Si bien la tengo desde hace años, me di cuenta que no les he platicado de esta estrategia que te permite hacer compras con cierto nivel de seguridad en lugares o situaciones que podrían poner en peligro tu tranquilidad financiera. Así que en esta ocasión platicaremos sobre la Tarjeta de Protección.
Vivimos en una época en que el fraude a través de las tarjetas de crédito tristemente crece cada día alrededor del mundo. La clonación de una tarjeta de crédito puede llevar pocos minutos, y la información requerida para realizar compras por teléfono o por Internet está a disposición de cualquiera que pueda tomarle una foto rápida a la tarjeta con su celular, o de aquel a quien se le dicten los datos de la misma al momento de hacer alguna compra por teléfono. Adicionalmente, en ocasiones es necesario visitar lugares o ciudades en las que existe un especial riesgo de que seas víctima de algún robo, o peor aún, de algún tipo de secuestros exprés (aquel en el que secuestran a la persona, le piden el NIP de las tarjetas que lleva consigo, y se dedican a retirar dinero mientras puedan, a veces durante varios días, dejando libre a su víctima cuando ya no pueden retirar más dinero).
Una primera solución podría ser manejarte tan solo con efectivo haciendo a un lado las tarjetas de crédito y débito, pero esto significaría cerrarte a las facilidades, promociones y ahorros de tiempo y de desplazamiento que significa adquirir productos o servicios por Internet. Por otro lado, conllevaría llevar contigo una cantidad mayor de dinero en efectivo lo cual también representa un riesgo, aunque en un secuestro exprés podrían liberarte más rápido (si eso es consuelo para alguien). Además, hay algunas operaciones que requieren de una tarjeta de crédito en garantía – como es el caso de la renta de un auto – o que se ven simplificadas – como al hospedarte en un hotel –.
Para disfrutar de estos beneficios y reducir el efecto sobre tu salud financiera si alguno de los riesgos se volviera realidad, una buena idea puede ser tener una Tarjeta de Protección, para lo cual:
- Solicita una tarjeta de crédito en la cual puedas fijar un límite de crédito personal, esto es, que puedas ajustar el saldo máximo que puedes tener con tu tarjeta. (Ejemplo: Te asignan un límite de crédito de $20,000 pero tú indicas que tu límite personal es de $5000. Si cualquiera pregunta en un cajero automático cuál es tu límite, dirá $5000 y únicamente podrás hacer compras hasta $5000, calculándose el disponible en base a esos $5000).
- Procura que esta tarjeta no tenga anualidad.
- Procura tener en la tarjeta únicamente el disponible que necesites, entrando al portal del banco o llamando al centro de atención a clientes cada vez que necesites ajustarlo. Ejemplo:
- Supongamos que no piensas usar por el momento la tarjeta, por lo tanto bajas tu límite personal al mínimo que permite el banco. En algunos bancos que conozco este importe es de $1000.
- Decides que vas a comprar por Internet o teléfono algún producto de tu elección que cuesta $3000. Ya sea por Internet o por teléfono solicitas al banco que tu límite personal se incremente a $3000.
- Compras el artículo, con lo cual tu saldo es de $3000 mientras que el disponible es de $0. De esta forma, si alguien hubiese clonado tu tarjeta, se va a encontrar que no tienes dinero disponible.
- En cuanto pagues tu tarjeta, reduce nuevamente tu límite personal de crédito.
- Si sales de viaje,
- deja en casa todas tus tarjetas a excepción de tu tarjeta de seguridad,
- ajusta tu límite personal de forma que tengas el saldo disponible para tu estadía,
- Cerciórate de que en el destino al que vas es posible contactar a tu banco por teléfono o Internet para que puedas incrementar tu límite personal y por ende tu disponible en caso de alguna emergencia o de que se te presente algún gasto no contemplado.
- Si te topas con que no podrás contactar a tu banco, entonces incrementa tu límite personal considerando un colchón para esas eventualidades
- En cuanto regreses a casa, reduce tu límite personal de crédito al saldo que tengas en ese momento, y en cuanto pagues tu tarjeta, redúcelo nuevamente.
- Si para no tener comisión por anualidad fuese necesario que domicilies algún pago,
- procura que el importe sea el menor posible, de preferencia inferior al límite mínimo que te permite el banco,
- Siempre que vayas a ajustar tu límite personal considera el cargo automático de la anualidad. Es decir, si vas a comprar el producto que decíamos anteriormente de $3000 y resulta que tienes un cargo domiciliado de $250, entonces ajusta tu límite personal a $3,250.
- Si el importe de la domiciliación es inferior al límite personal mínimo que te permite el banco, deja ése límite sin añadirle el cargo de domiciliación. En los ejemplos que hemos estado manejando, significaría un límite personal de $1000 SIN incrementarle los $250 de la anualidad.
Es importante resaltar que este ejercicio no evita que clonen tu tarjeta, que le tomen una foto, o que hagan mal uso de los datos que hubieses dictado. La única manera de evitarlo es nunca perderla de vista, y evitar comprar por Internet o por teléfono.
Lo que hace esta estrategia es que tu tarjeta solo tenga disponible cuando piensas utilizarla, o que el disponible que tenga sea el más bajo posible. Con ello, si algún delincuente te clonase o tuviese los datos de tu tarjera de crédito, se topará con que no tienes disponible, y en su defecto, únicamente podrá retirar una cantidad pequeña de dinero sin llegar a enterarse que en realidad tienes una capacidad crediticia mucho mayor.
Finalmente, ten en cuenta que para que ésta estrategia funcione no debes estar endeudado, requiriendo tener un manejo ordenado y disciplinado de tu crédito. Sobre cómo lograr esto te recomiendo el artículo Como usar la Tarjeta de Crédito sin endeudarte.
¡Éxito!
¿Tienes otras estrategias que te han dado buen resultado? ¿Has tenido alguna experiencia que quisieras compartir con nosotros? ¿Te quedó alguna duda o inquietud? Déjanos tus comentarios, los cuales enriquecen a todos aquellos que lean este artículo.
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