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El secreto del viejito feliz

Mauricio Priego 24/Sep/2011 4

Les presento a Amira Ortega, una entusiasta dama que vive en las sagradas tierras del Mayab. A sus 92 años (y contando) toma clases de pintura y de elaboración de vitrales, se mantiene al día en las noticias y discute temas de actualidad rememorando los tiempos pasados, permitiendo a quien le escucha viajar al pasado y vivir a través de sus recuerdos casi una centuria de historia. Hace poco Doña Amira preguntaba al observar un diáfano cielo azul mientras preparaba una de las delicias de la cocina yucateca: «¿Por qué he de irme si estoy rodeada de tanta belleza?»… Y es que su amor y agradecimiento hacia la vida es muy superior al de muchos jóvenes de hoy en día. Ella da sentido completo a la expresión Adulto en Plenitud, que muchos usan como eufemismo para referirse a la vejez.

¿Cómo una persona puede llegar a edades avanzadas manteniendo una alta calidad de vida, una mente lúcida y sin ser una carga para sus hijos y nietos? Aún que la vejez se asocia – principalmente en occidente – a la enfermedad, la nostalgia y al dolor de la separación, es una etapa que andando el tiempo todos habremos de vivir, siendo moldeada por las decisiones  y acciones que tomamos en nuestro diario andar por la senda de la vida. Es así como una vejez feliz se define en una juventud consciente y responsable.




Ahora bien, no se trata de vivir temeroso por el futuro, negándote diversiones, experiencias y placeres preocupado por el paso del tiempo. ¡Al contrario! Un espíritu aprensivo vive la ancianidad antes de alcanzar la vejez. El principal ingrediente de una vida plena es la felicidad, la cual no se alcanza como muchos piensan, sino que se vive en cada tarea que realizas, en cada acción que llevas a cabo, en cada decisión que tomas. El mundo es frío y ajeno a ti. La naturaleza sigue su curso sin inmutarse de tu presencia… Y sin embargo muchas personas, al tomar los sucesos cotidianos como algo personal, se preocupan por las opiniones de otros buscando ser aceptados, toman decisiones y juzgan a sus semejantes pensando que los hechos suceden por o contra ellos, y por tanto depositan su felicidad en la confianza, lealtad, apoyo y colaboración de sus semejantes: su pareja, su familia, compañeros de trabajo, amigos, vecinos, jefes, gobernantes… ¡y hasta en la suerte o en la vida misma!

La felicidad está en ti. Es una llama que brilla en el fondo de tu ser y que tienes la oportunidad de proyectarla iluminando a quienes te rodean. Está fundada en reconocer las cosas buenas que te suceden y en tu capacidad de ser agradecido por ellas, en la satisfacción de ayudar a otros sólo porque estaba en tus manos ayudarles, en aceptar tus limitaciones desarrollando tus posibilidades, en tu capacidad de asombro ante las maravillas de la naturaleza, en la firme creencia de que hay más bondad que odio en este mundo que nos tocó vivir. Si logras convertir esa llama en una hoguera que extienda su calor durante tu juventud y madurez, la enfermedad, la disminución de tus capacidades y las limitaciones propias de una edad avanzada no lograrán socavar tu espíritu manteniéndolo fresco y vigoroso durante tu vejez.

Más no somos solo espíritu: El cuerpo que nos ha sido prestado también requiere de nuestro compromiso para alcanzar la mayor calidad de vida posible cuando lleguemos al final de nuestra senda y el ocaso se extienda ante el valle de nuestra vida. El reto está en vencer la ilusión de invulnerabilidad sustentada por la fuerza propia de la juventud: como saben los que ya han dejado atrás sus años mozos, el como tratas a tu cuerpo cuando tenía la fuerza para resistir estrés, parrandas, desveladas y excesos te será cobrado por el tiempo, el cual no tiene prisa por pasarte la factura.

Nuevamente no se trata de que te prives de diversiones y experiencias, sino de que adquieras hábitos que te ayudarán a llevar una vejez digna. Estoy seguro que has oído hablar de los principales…

El primero de ellos es evitar los excesos: Tomar una copa o cerveza con los amigos ayuda a construir una amistad, mientras que una borrachera únicamente desgasta irreversiblemente tu cuerpo. Un juego de video puede ser un momento de esparcimiento familiar, mientras que pasar horas frente a la consola de videojuegos únicamente envejece tu vista, atrofia tus músculos y enfría tus relaciones interpersonales. Internet es una excelente herramienta para comunicarte y estar informado, pero hay quienes se olvidan de la vida mas allá del monitor de la computadora, cambiando la red de personas que le rodean, que le aman, que se preocupan por el o ella, por redes sociales ajenas basadas en tweeter o facebook.

El segundo es ser consciente de con qué alimentas tu cuerpo: el comer cinco raciones de frutas y verduras al día y una hamburguesa o pizza ocasionalmente es fuente de salud, si lo haces al revés es fuente de sobrepeso y de enfermedad. Dar preferencia a las fibras sobre las harinas te ayudarán a tener la barriga llena y el corazón contento, lo contrario te inflará la barriga y ensombrecerá tu corazón. Leer un buen libro expande tu mente abrigando tu espíritu, mientras las drogas engañan a tu mente y esclavizan a tu espíritu. Un cuerpo y una mente bien alimentados llegan fuertes a la tercera edad, mientras que en caso contrario pueden llegar a debilitarse tanto que los achaques, las limitaciones y el deterioro de sus facultades mentales los vuelven ancianos antes de tiempo.

El tercero es el ejercicio. Y no me refiero únicamente a hacer 30 minutos de ejercicio al día – lo cual no deja de ser recomendable -, sino a mantenerte activo durante cada día de tu vida, dando preferencia a actividades que te permitan utilizar tu cuerpo: si te gusta el fútbol, ¡juega un partido! y no lo disfrutes únicamente sentándote los domingos a verlo ante el televisor. ¿Tienes que hablar con un compañero de trabajo? ¡Levántate de tu silla y ve a verlo! Y no únicamente utilices el teléfono para hacerlo. Camina hacia la tienda de conveniencia que está a dos cuadras de tu casa en vez de ir en auto, y si está más lejos, ¡consigue una bicicleta! ¿Quieres que te diga un secreto? Adicional a los efectos nocivos que sabemos tiene una vida sedentaria, el quedarte en casa a ver la tele, el sólo usar el teléfono para comunicarte o el no caminar por tu vecindario te quita la oportunidad de experimentar el mundo que hay en tu alrededor, de interrelacionarte con tus vecinos y compañeros, reduciendo tu vida a la oficina o habitación que te rodea. ¿Has leído o escuchado en las noticias sobre los grados tan altos de obesidad y sobrepeso de nuestras sociedades modernas? ¿De los niveles tan altos de soledad que sufren los habitantes de las sociedades actuales quienes viven irónicamente en la era de la comunicación y la información? Las facilidades y comodidades que la tecnología ha puesto en manos que han abusado de ellas son parte del origen del problema, pero el verdadero problema se encuentra en las personas que se subyugan a esas facilidades y comodidades. ¿Quieres tener una vejez con un cuerpo deteriorado y un alma en soledad, o prefieres poner todo lo que esté en ti para mantenerte activo y en compañía? Recuerda las palabras del Mago de Oz al Hombre de Hojalata: «El corazón de un hombre no se mide por cuanto ama, sino por cuantas personas le aman a él».

Finalmente recuerda que no sólo de pan vive el hombre, es decir, no únicamente estés enfocado en llevar pan a tu mesa. El trabajo es importante y es cierto que ennoblece a hombres y mujeres, siendo fuente de satisfacciones y superación, pero también puede llegar a ser un amo terrible el cual se expande hasta donde tú lo dejes expandirse. Tus hijos, tus padres y tu pareja te necesitan. Hay una humanidad que implora tu granito de arena para hacer de éste un mundo mejor.  La persona que ves a través del espejo requiere descanso, diversiones, música, baile, cultura, ¡alegría! … y sólo tienes 24 horas al día para cumplir con todos ellos. Pero no se trata de vivir estresado, lo cual seguramente te librará de la vejez al tener una muerte prematura, sino de saber dar a cada cosa su importancia, su momento, su lugar, y entregarte en cuerpo y alma a vivir y dar lo mejor de ti en ese momento y en ese lugar. Con ello, cuando delante de ti se extienda el valle del final de tu senda, podrás ver hacia atrás  y sentirte orgulloso que a lo largo de tu camino dejaste un bosque frondoso tapizado de flores multicolores, el cual sirve de esparcimiento, descanso y alimento para aquellos cuyos propios senderos se cruzaron con el tuyo.

Antes de concluir sólo quisiera reconocer que los accidentes y las enfermedades están al acecho, que el mismo destino puede haber definido que tu sendero se vea truncado antes de que el otoño arribe a tu vida. ¡Pero no tengas miedo! Esta invitación es el eco de un gran hombre que nos enseñó a cruzar el umbral de la esperanza, que nos enseñó a equilibrar la fe y la razón: Karol Wojtyła, por muchos conocidos como Juan Pablo II, ejemplo de un hombre que llevó una vida plena y digna hasta el final de sus días, de un hombre cuya grandeza de espíritu le permitió llevar mas allá del límite a su cuerpo enfermo siendo fuente de esperanza para muchas personas, un hombre cuyos últimos momentos estuvieron acompañados por millones de almas, y que escribió la última página de su vida con un acto de agradecimiento hacia los jóvenes que se congregaron en la plaza de San Pedro para acompañarlo en sus últimos momentos: «Os he buscado. Ahora vosotros habéis venido a verme. Y os doy las gracias«.

No pretendo imponer una fe o una creencia, pero por alguna extraña razón los hombres y mujeres más longevos y felices de la tierra siempre han creído que somos más que carne y huesos, han creído en la trascendencia del ser, han vivido con la convicción de que hay una razón para existir, y que esta razón está fuertemente relacionada con el servicio a los demás basados en el amor. Yo en lo personal estoy seguro que el amor emana de Dios. El creerlo también o no es tu decisión… pero la fe, la esperanza y el amor al prójimo es lo que dará sentido a tu andar por el sendero de tu vida.

 La próxima vez que veas a un adulto en plenitud como doña Amira, siéntate con él y escúchalo: sus palabras esconden la sabiduría que sólo da la edad.  Recuerda que como te vez alguna vez se vio él, y que tarde o temprano, dependiendo de las decisiones y acciones que tomes en tu vida, te podrás ver como él.

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4 Comentarios »

  1. Ernesto Gabriel martinez M 04/May/2017 en 5:49 pm - Responder

    Tengo 78 años y me di de baja el 30 de Abril 2017 al haber cumplido 13 años de labores en una empresa con sueldo de 225.00 diarios. que ley me corresponde por Cesantía edad avanzada y vejez.Y que porcentaje de Pensión vitalicia recibiría.

  2. oskrPMD 14/Mar/2014 en 6:31 pm - Responder

    -“¿Por qué he de irme si estoy rodeada de tanta belleza?”… Y es que su amor y agradecimiento hacia la vida es muy superior al de muchos jóvenes de hoy en día.
    -Un espíritu aprensivo vive la ancianidad antes de alcanzar la vejez
    Yo soy de esos jovenes q no pueden encontrarle lo bueno a las cosas buenas de la vida, siempre bromeo q tengo 28 años fisicos, pero alma de 50 (o mas) años.
    No tengo una mala vida, y aun asi no puedo ser feliz. Espero pronto o algun día poder llenar lo q hace falta…

    • Mauricio Priego 17/Mar/2014 en 3:13 pm - Responder

      Oscar, para ser feliz no requieres llenar algo dentro de ti, sino de llenar de alegría la vida de los demás.
      Tengo un par de cuentos que considero podrían serte de utilidad
      1) El labriego que no encontraría la felicidad
      2) El secreto de Caridad
      Si me permites el consejo, léelos… Y seguimos conversando de lo que haya pasado por tu mente al leerlos 😉
      Recibe un fuerte abrazo.

  3. Garessi03 25/Ene/2012 en 3:43 am - Responder

    Increiblemente BELLO!

    Hoy en día, en que tanto se habla de «La Transparencia», usted ha hecho gala de ‘SU TRANSPARENCIA INTERIOR’, conmoviendo mis fibras más sensibles y alentando mi Fé en el amor y la felicidad. Soy una persona de la Tercera Edad… pero me encuentro en la juventud de la misma y, como bién dijo en algún momento de su escrito, he sentido mucho miedo de la ‘VEJEZ’ como tal. Sus palabras me dán fuerza y ánimo para seguir adelante, luchando contra ‘los trofeos de la edad’ (enfermedades y limitaciones propias de la misma pero, con dignidad) y entregándome a servir a los demás por más pequeño que sea mi granito de arena.

    GRACIAS MAURICIO PRIEGO, PORQUE ES USTED UN SEMBRADOR, AÚN, EN TIEMPO DE SEQUÍA; PORQUE CON SU EJEMPLO Y PACIENCIA, QUE ENVIDIARÍA EL MISMO SANTO JOB, INSPIRA Y DÁ ESPERANZA A QUIENES, TENEMOS LA INMENSA ´SUERTE´, DE HABER CRUZADO SU CAMINO.

    Saludos y, hasta la próxima!

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