Es común entre los autores de finanzas personales (empezando por Kiyosaki) señalar la existencia de deudas buenas y deudas malas, pero, ¿es tan fácil dividirlas? Hoy les comparto el caso de un lector del blog donde podemos ver que, incluso en las finanzas, no todo es blanco o negro, sino que existe una amplia gama de matices en medio. Lo importante es tener una estrategia a seguir…
Las deudas buenas y las deudas malas
Para quienes estos conceptos son nuevos, la idea es diferenciar el motivo por el cual te endeudas: Si es para comprar productos que realmente no necesitas, para presumir (o mantener) un nivel de vida, por compulsión, o para mantener la ilusión de un flujo de efectivo que en realidad no tienes, es deuda mala.
Pero si el dinero obtenido te permite financiar tu negocio generándote ingresos suficientes para pagar la deuda y obtener ganancias, o para incrementar tu patrimonio de forma responsable (como una hipoteca para adquirir tu casa), entonces es deuda buena.
Pero, ¿qué pasa cuando hay una emergencia y no hay efectivo para enfrentarla? ¿Y cuando se requieren adquirir medicamentos y ya se te acabó el dinero de la quincena? ¿O cuando un familiar necesita tu ayuda y sólo tienes la tarjeta para apoyarlo? Puede ser que la causa justifique el que te endeudes, pero aún así sigue siendo deuda mala… Un mal menor para evitar otro mayor.
¿Y para qué hacer éstas diferencias? Para seguir la regla de oro de quienes defienden éstos conceptos: No adquieras deuda mala.
El caso de estudio
Juan (nombre ficticio) llevaba varios años ahorrando puntualmente para llevar a su madre de viaje a otro país con motivo de su jubilación. Durante todos esos años había sido disciplinado en sus finanzas, así que fuera de la hipoteca de su casa, no tenía otras deudas. Pero al final algo salió mal: un año antes de la fecha planeada para el viaje, una fuerte devaluación provocó que los costos del viaje (cotizado en dólares) prácticamente se duplicara ya que su ahorro lo tenía en pesos.
El viaje había sido planeado por años. Su madre estaba ilusionada por visitar esos lugares que tanto había soñado. Pero al final su ahorro ya no le alcanzaba… Pareciera que su esfuerzo había sido en vano. Y entonces se le ocurrió la posibilidad de adquirir un préstamo.
Fue en ese momento que Juan me contactó para pedir mi opinión: Según la regla de oro eso sería deuda mala, pero por otro lado pasarían varios años más antes de juntar nuevamente el costo del viaje. Y eso sin contar la posibilidad de que hubiese otra devaluación que lo volviese a alejar de sus metas.
Análisis del caso
En lo personal no me aferro al concepto de deuda buena o deuda mala, así que le sugerí un cambio de enfoque: Analizar el estado de sus finanzas y sus opciones de financiamiento.
Tenía finanzas sanas: No tenía deudas, contaba con otros ahorros (un fondo de emergencias, un fondo para el retiro y otro más para cuando tuviera la oportunidad de poner un negocio) y se apegaba a su presupuesto.
Por otro lado tenía ingresos estables: Tenía ya varios años trabajando para una empresa cuya operación se mantenía sana, alcanzaba sus objetivos manteniendo una relación sana con sus jefes y compañeros, así que no había motivo para pensar en un despido en el corto plazo. Tampoco había motivos para visualizar un incremento importante en sus gastos.
Y respecto a las opciones de financiamiento en sí, una de ellas tenía una tasa de interés menor al 1% mensual, podía cubrir las mensualidades ajustando su presupuesto y el tiempo de la deuda era razonable.
Conclusiones
Por un lado Juan se había esforzado con perseverancia y disciplina por muchos años para alcanzar su objetivo, y por el otro tenía la capacidad de absorber las mensualidades del préstamo sin dañar su economía, contando adicionalmente con ahorros que le permitirían enfrentar alguna eventualidad. Entonces, ¿por qué no hacer realidad el sueño que él y su madre habían forjado juntos?
No existen deudas buenas y deudas malas, lo que existe es el financiamiento sano y el endeudamiento, el cual siempre es malo. ¿La diferencia? El que tengas o no el dinero necesario para pagar el compromiso adquirido
Así que si bien siempre será recomendable evaluar el valor real que obtenemos por aquello que nos lleva a endeudarnos, es necesario analizar nuestra situación financiera antes de contratar cualquier financiamiento.
¿Y hay una regla de oro en todo esto? ¡Desde luego que sí! No busques financiamiento si no tienes dinero para pagarlo, o dicho de manera más coloquial
Los créditos no son para solucionar la falta de dinero, ni los préstamos la falta de ingresos. Sólo son efectivos si son el resultado de una estrategia bien analizada y te apegas con disciplina a ella.
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¡Éxito!
Referencias
- Cómo crear tu propio Fondo de Emergencias – PractiFinanzas
- Imagen: RedDemocrática
Hace unos días te preguntaba por la portabilidad de cuentas del ISSSTE al IMSS y me dijiste » depende de la medición tomada por tu esposa en el año 2007 , cuando les dieron a elegir bajo que régimen del ISSSTE querían quedar». Mi esposa eligió por el bono y sus cuentas quedaron unificadas con su # del IMSS . Puede en este caso pensionarse con la ley del 73 del IMSS ?
Su registro al IMSS es del 86. Gracias
Bueno, es que ahí entra un elemento difícil, que es el hecho de que no siempre tendremos a nuestros seres queridos cerca, así que tampoco puede posponerse un viaje con mamá toda la vida… Aunque también podrían ajustarse un poco algunos elementos del viaje, como el número de estrellas de los hoteles, o el tipo de restaurantes que se visitarán.
¡Excelente post!
Gracias por las porras!!
Y tienes razón, antes de «tirar la toalla» hay que ver qué ajustes se pueden hacer. Lo importante – considero – en no actuar con precipitación (ni cancelando el viaje ni endeudándote) sino revisando tus opciones con calma 😉
Que tengas un excelente día!